Undargarín nos indigna
Por Ángel
Guillén
Undargarín,
antiguo jugador de balonmano, dejó el deporte cuando se casó con la
hija del Rey Juan Carlos I. Desde entonces no trabajó en nada hasta
que se metió en el mundo de los negocios y se le fue de las manos.
Se metió en ese mundo gracias a su padrino, el Rey. Undargarín creó
el instituto Nóos para difundir el deporte. El instituto se creó
gracias a unas series de empresas que dieron dinero para la mejora de
este, pero el dinero nunca fue destinado al instituto, iba destinado
a sus empresas. Esto nunca se supo hasta que salió a la luz, ya que
se compró un palacete en Barcelona, que fue lo que más pistas dio.
En febrero ha
sido el juicio, todo un espectáculo ya que vimos al yerno del Rey
prestando declaraciones para interpretar su inocencia, aunque todos
sepamos que él fue el único culpable. Undargarín solo está “un
poco” indignado, no obstante hay quien dice que los indignados
somos los ciudadanos, cosa que tampoco me parece apropiada. Porque,
¿para qué nos sirve estar indignados? Además, si sólo fuera el
caso del duque de Palma... Para los ciudadanos,
el problema se divide en dos. Los imputados, o candidatos a ser
imputados, han de ser considerados presuntos. El dinero desaparecido
no es presunto, es que no está. Nosotros no creemos que se vaya a
recuperar nada.
Desde mi punto
de vista este señor debería de estar en la cárcel, o qué pasa,
¿que porque pertenezca a la familia Real se va a salvar de todo?
Pues no debe de ser así, todos somos iguales.