viernes, 2 de marzo de 2012


Undargarín nos indigna



Por Ángel Guillén
Undargarín, antiguo jugador de balonmano, dejó el deporte cuando se casó con la hija del Rey Juan Carlos I. Desde entonces no trabajó en nada hasta que se metió en el mundo de los negocios y se le fue de las manos. Se metió en ese mundo gracias a su padrino, el Rey. Undargarín creó el instituto Nóos para difundir el deporte. El instituto se creó gracias a unas series de empresas que dieron dinero para la mejora de este, pero el dinero nunca fue destinado al instituto, iba destinado a sus empresas. Esto nunca se supo hasta que salió a la luz, ya que se compró un palacete en Barcelona, que fue lo que más pistas dio.
En febrero ha sido el juicio, todo un espectáculo ya que vimos al yerno del Rey prestando declaraciones para interpretar su inocencia, aunque todos sepamos que él fue el único culpable. Undargarín solo está “un poco” indignado, no obstante hay quien dice que los indignados somos los ciudadanos, cosa que tampoco me parece apropiada. Porque, ¿para qué nos sirve estar indignados? Además, si sólo fuera el caso del duque de Palma... Para los ciudadanos, el problema se divide en dos. Los imputados, o candidatos a ser imputados, han de ser considerados presuntos. El dinero desaparecido no es presunto, es que no está. Nosotros no creemos que se vaya a recuperar nada.
Desde mi punto de vista este señor debería de estar en la cárcel, o qué pasa, ¿que porque pertenezca a la familia Real se va a salvar de todo? Pues no debe de ser así, todos somos iguales.

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